Roberto Pettinato presentó su novela, “La isla flotante”
Luego subió al escenario para leer unos párrafos de la novela. Lo acompañó su mujer, Karina El Azem, y amigos íntimos.
El delicado límite entre la vida y la ficción es una mentira. No hay nada de delicado ahí, y contra ese lugar común se abalanza Roberto Pettinato en “La isla flotante”, su debut en un tipo de relato hecho de diapositivas destrozadas pero curiosamente nítidas, viñetas de varios sabores y olores, lecturas, recuerdos, ajustes de cuentas con el pasado y con las palabras. Cuenta Pettinato, como quien hace memoria porque no tiene más remedio, una historia de amor correspondido pocas veces, que es la de Clara y Don Roberto, su Hombre, ese que la hizo suspirar y odiar a lo largo de toda una vida, ese al que defendió como si de una Evita Ninja se tratara pero al que hubiese asesinado con sus propias manos y de un golpe certero en el corazón. En estas páginas Pettinato intima con nosotros, sus lectores, nos ofrece sus reliquias, busca los orígenes del recuerdo y sus secuelas, desempolva una conciencia plena de detalles y espacios oscuros, que de principio a fin nos conmueve y asombra.
Celebridad maldita, rocker irredento y lector voraz, Roberto Pettinato empezó su carrera como periodista de rock, un cronista que enseguida tomó las armas (o el saxofón) y se pasó del otro lado del mostrador como integrante del legendario grupo Sumo, y que finalmente se convirtió (y hoy sigue siendo) una celebrity fuera de toda norma: un hombre de los medios sofisticado, masivo y ácido. Supo brillar, en épocas opacas, desde las páginas de la revista Expreso imaginario; y más tarde se embarcó en una larga carrera que hoy lo encuentra en radio (El show de la noticia, líder en las mañanas de FM 100) y televisión (Un mundo perfecto, por América).