El gran aporte de Roberto Pettinato
PUBLICADO EN EL DIARIO CLARIN EL 11 DE AGOSTO DE 2005
lunes, 12 de marzo de 2012
QUIÉN FUE ROBERTO PETTINATO
Fue
el primer titular de la Dirección Nacional de Institutos Penales, y a
la vez, el primer inspector general surgido de la institución. Ejerció
la conducción desde el 8 de enero de 1947 al 30 de septiembre de 1955.
Como
un adelantado a las demandas futuras de la sociedad Pettinato atenuó
los regímenes de detención del sistema, fundamentalmente el de la
Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, y asentó los cambios
sensibles que apuntalaron la imagen institucional.
Durante
su gestión se cerró definitivamente el "Presidio del Fin del Mundo" en
Ushuaia. También eliminó los pesados grilletes como elemento de
sujeción de los detenidos, y además terminó con los clásicos trajes a
rayas de presos.
La conducción de Roberto Pettinato dejó una marca indeleble en la historia del Servicio Penitenciario Federal actuando con una premisa: procurar la paulatina mejora de la convivencia en las unidades de detención entre los detenidos, y entre éstos y el personal.
Tras el empuje proporcionado por él, la institución avanzó en la optimización de su misión al recibir nuevos establecimientos que brindaban un abanico de posibilidades correccionales.
Homenaje a Pettinato padre
El presidente Néstor Kirchner
realizó ayer un acto en homenaje a Roberto Pettinato –padre del
conductor y músico que lleva su mismo nombre–, quien fue director de
Institutos Penales y creador de la Escuela Penitenciaria Nacional
durante el primer y segundo gobierno de Juan Domingo Perón, y anunció
que se colocará su nombre a la Academia Superior Penitenciaria.
Kirchner reconoció que el sistema penitenciario es “una gran asignatura pendiente” y admitió que existen “severos problemas” en varias cárceles del país. Por otra parte, el conductor de Duro de domar, Roberto Pettinato, participó del acto y recordó una frase de su padre: “La mejor cárcel es la cárcel vacía” y luego afirmó que dentro de las cárceles no debe maltratarse a los presos y que hay que trabajar para su resocialización. Su padre fue el precursor de importantes reformas penitenciarias. Dispuso eliminar los grilletes y erradicar el uso del uniforme a rayas amarillo y negro que lucían los presos hasta el momento. También resolvió clausurar el penal de máxima seguridad de Ushuaia, entre otras cosas. Después del golpe militar de 1955 debió exiliarse en Ecuador.
Kirchner reconoció que el sistema penitenciario es “una gran asignatura pendiente” y admitió que existen “severos problemas” en varias cárceles del país. Por otra parte, el conductor de Duro de domar, Roberto Pettinato, participó del acto y recordó una frase de su padre: “La mejor cárcel es la cárcel vacía” y luego afirmó que dentro de las cárceles no debe maltratarse a los presos y que hay que trabajar para su resocialización. Su padre fue el precursor de importantes reformas penitenciarias. Dispuso eliminar los grilletes y erradicar el uso del uniforme a rayas amarillo y negro que lucían los presos hasta el momento. También resolvió clausurar el penal de máxima seguridad de Ushuaia, entre otras cosas. Después del golpe militar de 1955 debió exiliarse en Ecuador.
Sin tanta pompa y sin atender a ninguna circunstancia especial, Roberto Pettinato publicó su primera novela, La isla flotante,
en la que se aproxima a la figura de su madre, Clara, y la relación que
mantuvo con su padre, al que se refiere con el frío “El hombre de
Clara”.
El saxofonista y conductor televisivo escribe con pluma intensa y emocionante, que sabe cómo intercalar los aspectos de esa historia de amor profunda con el contexto histórico en la que se desarrolló. Fue el de la hegemonía del peronismo y su caída a manos de la llamada Revolución Libertadora. Claro que el relato está abonado con un detalle mayúsculo de la realidad: Roberto Pettinato padre se desempeñó como Inspector General del Servicio Penitenciario Federal Argentino durante los gobiernos de Juan Domingo Perón y fue hombre de confianza del general.
Por ese dato, y por la distancia que logra el autor en su narración, La isla flotante se puede leer al margen de lo autobiográfico y coquetear con lo ficcional. “Las mujeres seguían a los hombres a todas partes, por entonces; esta es una de esas historias, aunque con condimentos singulares. La novela tiene el título que tiene porque las parejas vivían en una especie de isla flotante... Todo era tan menguante. Se vivía a pura fanfarria y envuelto en gloria, pero también se sabía que se iba a terminar”, dice Petti vía e-mail.
–¿Por qué narrar esto, ¿por qué ahora?
–Esta novela la tengo desde 2005, cuando mi madre ya estaba internada. Nada tiene que ver con la coyuntura actual, ni con que la Presidenta haya dicho que quiere que alguien escriba su historia con Néstor. Bueno, de hecho, creo que La isla flotante es la historia de todas esas Claras (el personaje) que existen desde los tiempos de Perón y de la Revolución Libertadora.
Más allá de la historia de amor central, la novela destaca esa certeza de que estamos hechos de lugares y circunstancias. Una casa (sus espacios, sus silencios, los ruidos que lo rompen y la alternancia de la luz y la oscuridad, los rituales de su ama, en este caso, Clara) puede determinarnos como personas. ¿Somos lo que habitamos, Petti? “Creamos lo que habitamos –contesta–. La ciudad está vacía, los departamentos están vacíos y todos los espacios son vacíos. Nosotros los creamos y los desarrollamos como sueños que rompen la llamada Cuarta Realidad en la que todavía no entran Los Ángeles Solares”.
–A Clara la describís abnegada y algo sumisa, pero se percibe una dimensión en la que también es poderosa. Por ejemplo, sabe diseccionar a la política y sus agentes. No es ingenua en ese punto. Sabe que todos son traidores. Y parece tener todo bajo control.
–El único control de las Claras es la puteada, el dolor hecho lucha. Son y fueron todas como Evitas. Son las Evitas que quedaron en el tiempo. No las viejas gorilas que redujeron su vida a contar los cuernos que les metían los maridos mientras tomaban el té y mentían diciendo que leyeron a Victoria Ocampo. Estas Claras, en cambio, fueron mujeres híper morales, decentes, impecables pero también celosas, posesivas y cuasi vírgenes de conventos que nunca habitaron.
–Narrás que tu padre fue misericordioso en el ejercicio de su profesión. Que acercaba mantas a los internos, que los atendía personalmente. ¿Era una rareza ser tan blando con “los contreras”?–No tengo nada para decir más allá de que los propios contreras alabaron lo bien que fueron tratados cuando eran presos políticos, aunque, por supuesto, no dudaron en devastar todo a su paso. Incluso, no dudaron en llevarse puesta la Penitenciaria Nacional, que podría hoy ser un gran colegio industrial modelo. Seres nefastos, todos sabemos que fueron así. Los que hoy habitan nuestro país y están infiltrados en el gobierno apenas si son pobres diablos que alcanzan los choricitos a la Presidenta en un asado. Dan pena. Y encima, como me dijo uno allegado a la Presidenta, “nosotros ahora ya no necesitamos a nadie ni de nadie, así que dejamos que se nos acerquen”. Quedó esa soberbia de pobres diablos ya calvos y con viagra. Los gorilas de los ’50 eran verdaderos hijos de puta. Iban en serio. Clara luchó contra ellos con impecabilidad.
–Clara vivió la Revolución Libertadora escapando a la embajada de Ecuador embarazada. Así que tu niñez fue el exilio y la proscripción. ¿Entendías la persecución o apenas se trataba de una aventura?
–Las persecuciones están en el aire. ¡No hay aventura de Harrison Ford! Mi madre le sacó 27 procesos, y demostró que mi padre no tenía nada ni había robado nada. De hecho, lo que tenía se lo robaron los gorilas cuando entraron a la casa. Así que ni siquiera pudieron probar nada de nada. Un día Lanusse dijo: “El 17 de octubre fue producto de un sindicalista y de un penalista irresponsable (que era mi padre)”. Porque entre él, Cipriano Reyes y otros más tramaron ese 17 de Octubre. Ahora es gracioso decirlo porque hay 300 mil peronistas que se dicen de la primera hora, y no entiendo cómo mierda es que entran en 60 minutos.
–¿En serio tu padre confiaba que los gorilas iban a ser misericordiosos con él?–Sí, pero no lo fueron. Y a todas las Claras les hicieron las mil y una. Imaginate que eran algo así como Videlas sin picanas aún, y sin la idea de poder desaparecer 30 mil tipos sin que nadie los encuentre. Y que nadie los pueda acusar ni meterlos presos. ¡Horrible!
–Te referís a la economía de gestos que había entre Clara y su Hombre, el escaso contacto físico. ¿Lo hacés para reivindicar un lazo invisible y poderoso, o para marcar que se trataba de un matrimonio disfuncional?
–No existían los matrimonios disfuncionales. Por Dios, eran poderosos como decís y tal como se los ve en la portada del libro. Eran casi estrellas de cine, a semejanza de Eva y Perón.
–¿De Clara heredaste tu amor por la radiofonía?–Sí. Ella quería, como tantas en aquellos tiempos, triunfar cantando hasta que conoció a mi papá y terminó entre presos y cierto lujo peronista. La radio era todo y mi madre cantaba sus canciones de paz y la zarzuela.
Apenas un hijoEn el epílogo, Petti ilustra una sesión de kinesiología de su madre ya ancianita. Parece querer comunicar que, más allá de que el rock o el jazz lo hayan transportado a lugares soñados, en ese momento es un hijo sin historia y con obligaciones. La idea implícita es: todos tenemos que pasar por ese momento tan poco glamoroso. Hasta se lee como una
jugada emocionalmente incorrecta. “¿Jugadas emocionalmente incorrectas? No sabía que existían, salvo para las anorgásmicas. Todos pasamos por la muerte de nuestros padres. Cuando murió mi padre me dejaron en el Otamendi solo con la puerta abierta, el cadáver tapado y su dedo gordo afuera de la sábana. Me quedé así tanto tiempo; una hora hasta que lo retiraron. Nunca me animé a levantar la sábana para verle la cara. Obvio, por miedo a que despertara o sucediera algo inimaginable. De todos modos los espiritistas (mi padre lo era) siempre supimos que en cada rincón de la habitación se retiene el alma durante todo un día”, remata.
–¿Anhelás una crítica positiva o te tiene sin cuidado?–Uno nace escritor, no se hace. No se puede ir a talleres. Ni estudiar puntuación. Para eso se alquila gente (jajajaa). Yo escribí desde siempre. No soy de los subnormales de la autoayuda mediática. Lo siento. No me encuentro en ese rubro desde que escribía de rock para el Expreso imaginario. Es un libro de verdad, no sé si es bueno o malo, aunque
supongo que si emociona, si le llega al lector de una forma que no tenga nada que ver con seguir un estúpido argumento de Sheldon, entonces es que tiene desde ya mi buena crítica (jajaja).
La isla flotanteRoberto Pettinato
Random House Mondadori
$ 69
El saxofonista y conductor televisivo escribe con pluma intensa y emocionante, que sabe cómo intercalar los aspectos de esa historia de amor profunda con el contexto histórico en la que se desarrolló. Fue el de la hegemonía del peronismo y su caída a manos de la llamada Revolución Libertadora. Claro que el relato está abonado con un detalle mayúsculo de la realidad: Roberto Pettinato padre se desempeñó como Inspector General del Servicio Penitenciario Federal Argentino durante los gobiernos de Juan Domingo Perón y fue hombre de confianza del general.
Por ese dato, y por la distancia que logra el autor en su narración, La isla flotante se puede leer al margen de lo autobiográfico y coquetear con lo ficcional. “Las mujeres seguían a los hombres a todas partes, por entonces; esta es una de esas historias, aunque con condimentos singulares. La novela tiene el título que tiene porque las parejas vivían en una especie de isla flotante... Todo era tan menguante. Se vivía a pura fanfarria y envuelto en gloria, pero también se sabía que se iba a terminar”, dice Petti vía e-mail.
–¿Por qué narrar esto, ¿por qué ahora?
–Esta novela la tengo desde 2005, cuando mi madre ya estaba internada. Nada tiene que ver con la coyuntura actual, ni con que la Presidenta haya dicho que quiere que alguien escriba su historia con Néstor. Bueno, de hecho, creo que La isla flotante es la historia de todas esas Claras (el personaje) que existen desde los tiempos de Perón y de la Revolución Libertadora.
Más allá de la historia de amor central, la novela destaca esa certeza de que estamos hechos de lugares y circunstancias. Una casa (sus espacios, sus silencios, los ruidos que lo rompen y la alternancia de la luz y la oscuridad, los rituales de su ama, en este caso, Clara) puede determinarnos como personas. ¿Somos lo que habitamos, Petti? “Creamos lo que habitamos –contesta–. La ciudad está vacía, los departamentos están vacíos y todos los espacios son vacíos. Nosotros los creamos y los desarrollamos como sueños que rompen la llamada Cuarta Realidad en la que todavía no entran Los Ángeles Solares”.
–A Clara la describís abnegada y algo sumisa, pero se percibe una dimensión en la que también es poderosa. Por ejemplo, sabe diseccionar a la política y sus agentes. No es ingenua en ese punto. Sabe que todos son traidores. Y parece tener todo bajo control.
–El único control de las Claras es la puteada, el dolor hecho lucha. Son y fueron todas como Evitas. Son las Evitas que quedaron en el tiempo. No las viejas gorilas que redujeron su vida a contar los cuernos que les metían los maridos mientras tomaban el té y mentían diciendo que leyeron a Victoria Ocampo. Estas Claras, en cambio, fueron mujeres híper morales, decentes, impecables pero también celosas, posesivas y cuasi vírgenes de conventos que nunca habitaron.
–Narrás que tu padre fue misericordioso en el ejercicio de su profesión. Que acercaba mantas a los internos, que los atendía personalmente. ¿Era una rareza ser tan blando con “los contreras”?–No tengo nada para decir más allá de que los propios contreras alabaron lo bien que fueron tratados cuando eran presos políticos, aunque, por supuesto, no dudaron en devastar todo a su paso. Incluso, no dudaron en llevarse puesta la Penitenciaria Nacional, que podría hoy ser un gran colegio industrial modelo. Seres nefastos, todos sabemos que fueron así. Los que hoy habitan nuestro país y están infiltrados en el gobierno apenas si son pobres diablos que alcanzan los choricitos a la Presidenta en un asado. Dan pena. Y encima, como me dijo uno allegado a la Presidenta, “nosotros ahora ya no necesitamos a nadie ni de nadie, así que dejamos que se nos acerquen”. Quedó esa soberbia de pobres diablos ya calvos y con viagra. Los gorilas de los ’50 eran verdaderos hijos de puta. Iban en serio. Clara luchó contra ellos con impecabilidad.
–Clara vivió la Revolución Libertadora escapando a la embajada de Ecuador embarazada. Así que tu niñez fue el exilio y la proscripción. ¿Entendías la persecución o apenas se trataba de una aventura?
–Las persecuciones están en el aire. ¡No hay aventura de Harrison Ford! Mi madre le sacó 27 procesos, y demostró que mi padre no tenía nada ni había robado nada. De hecho, lo que tenía se lo robaron los gorilas cuando entraron a la casa. Así que ni siquiera pudieron probar nada de nada. Un día Lanusse dijo: “El 17 de octubre fue producto de un sindicalista y de un penalista irresponsable (que era mi padre)”. Porque entre él, Cipriano Reyes y otros más tramaron ese 17 de Octubre. Ahora es gracioso decirlo porque hay 300 mil peronistas que se dicen de la primera hora, y no entiendo cómo mierda es que entran en 60 minutos.
–¿En serio tu padre confiaba que los gorilas iban a ser misericordiosos con él?–Sí, pero no lo fueron. Y a todas las Claras les hicieron las mil y una. Imaginate que eran algo así como Videlas sin picanas aún, y sin la idea de poder desaparecer 30 mil tipos sin que nadie los encuentre. Y que nadie los pueda acusar ni meterlos presos. ¡Horrible!
–Te referís a la economía de gestos que había entre Clara y su Hombre, el escaso contacto físico. ¿Lo hacés para reivindicar un lazo invisible y poderoso, o para marcar que se trataba de un matrimonio disfuncional?
–No existían los matrimonios disfuncionales. Por Dios, eran poderosos como decís y tal como se los ve en la portada del libro. Eran casi estrellas de cine, a semejanza de Eva y Perón.
–¿De Clara heredaste tu amor por la radiofonía?–Sí. Ella quería, como tantas en aquellos tiempos, triunfar cantando hasta que conoció a mi papá y terminó entre presos y cierto lujo peronista. La radio era todo y mi madre cantaba sus canciones de paz y la zarzuela.
Apenas un hijoEn el epílogo, Petti ilustra una sesión de kinesiología de su madre ya ancianita. Parece querer comunicar que, más allá de que el rock o el jazz lo hayan transportado a lugares soñados, en ese momento es un hijo sin historia y con obligaciones. La idea implícita es: todos tenemos que pasar por ese momento tan poco glamoroso. Hasta se lee como una
jugada emocionalmente incorrecta. “¿Jugadas emocionalmente incorrectas? No sabía que existían, salvo para las anorgásmicas. Todos pasamos por la muerte de nuestros padres. Cuando murió mi padre me dejaron en el Otamendi solo con la puerta abierta, el cadáver tapado y su dedo gordo afuera de la sábana. Me quedé así tanto tiempo; una hora hasta que lo retiraron. Nunca me animé a levantar la sábana para verle la cara. Obvio, por miedo a que despertara o sucediera algo inimaginable. De todos modos los espiritistas (mi padre lo era) siempre supimos que en cada rincón de la habitación se retiene el alma durante todo un día”, remata.
–¿Anhelás una crítica positiva o te tiene sin cuidado?–Uno nace escritor, no se hace. No se puede ir a talleres. Ni estudiar puntuación. Para eso se alquila gente (jajajaa). Yo escribí desde siempre. No soy de los subnormales de la autoayuda mediática. Lo siento. No me encuentro en ese rubro desde que escribía de rock para el Expreso imaginario. Es un libro de verdad, no sé si es bueno o malo, aunque
supongo que si emociona, si le llega al lector de una forma que no tenga nada que ver con seguir un estúpido argumento de Sheldon, entonces es que tiene desde ya mi buena crítica (jajaja).
La isla flotanteRoberto Pettinato
Random House Mondadori
$ 69
jueves, 3 de mayo de 2012
PRIMERA FERIA DE EXPOSICIÓN Y VENTA DE PRODUCTOS ELABORADOS POR PERSONAS PRIVADAS DE LA LIBERTAD
Se llevará a cabo el sábado 5 y domingo 6 de mayo de 14,00 a 18,00 h.
Los esperamos en Humberto I° 378, entre Defensa y Balcarce, en el Barrio de San Telmo.
miércoles, 21 de marzo de 2012
LA PRISIÓN DEL FIN DEL MUNDO
Según
Juan Carlos García Basalo en su documentada obra “La Colonización Penal
de Tierra del Fuego” (editada en 1981) recién con la creación de las
subprefecturas marítimas de Tierra del Fuego e Isla de los Estados
llegaron los primeros presidiarios a esos parajes fríos y desiertos.
El
autor rescata que el domingo 9 de marzo de 1884 embarcaron y zarparon
con destino fueguino en la cañonera “Paraná” y el transporte Villarino,
once detenidos de la Penitenciaría Nacional con condenas entre 10 y 22
años de presidio “que puedan servir de picapedreros”, entre otros
oficios. Estos once encabezaron la larga lista de trasportados que
llegarían a la isla, asociando su pena a la construcción del “Presidio
del Fin del Mundo” en Ushuaia, capital del entonces Territorio Nacional
de Tierra del Fuego, hoy provincia del mismo nombre.
Este
puñado de penados, al mando del coronel de marina Augusto Laserre –que
fundó Ushuaia–, contribuiría con la acción carcelaria a ejercer la
soberanía argentina sobre la desolada Tierra del Fuego de la manera más
concreta según pondera el derecho internacional: con la presencia.
La
cárcel se pensó originalmente como alojamiento de aquellos hombres que
por sus crímenes o por su conducta anterior en un establecimiento
penitenciario merecían, además de una pena de prisión, un verdadero
destierro en un sitio donde la fuerza de la naturaleza era protagonista y
su fiereza no había sido atenuada. Y eso se cumplió desde la
construcción y durante su funcionamiento, donde la participación de los
penados fue lo principal.
Afortunadamente, la Cárcel de Ushuaia, duró lo que un destello dentro de la historia penitenciaria argentina, poco más de cincuenta años desde que se comenzó a construir hasta que fue desactivada durante la gestión de Roberto Pettinato.
Cuando se pensó el “Presidio del Fin del Mundo”, la Penitenciaria Nacional era el modelo de la época y la
nueva cárcel, que sería la prisión más austral del mundo, seguiría sus pasos.
Su asentamiento marcó un hito de progreso potencial para la región: tan así fue, que el funcionamiento de la cárcel en ese remoto lugar, sería luego identificado como la colonización penal de Tierra del Fuego. No sólo
dio nuevas posibilidades y experiencias al quehacer penitenciario sino que, como trasfondo de su asentamiento y funcionamiento, benefició con un progreso impensado a esos parajes desolados y a la forma de vida de su escasa población.
nueva cárcel, que sería la prisión más austral del mundo, seguiría sus pasos.
Su asentamiento marcó un hito de progreso potencial para la región: tan así fue, que el funcionamiento de la cárcel en ese remoto lugar, sería luego identificado como la colonización penal de Tierra del Fuego. No sólo
dio nuevas posibilidades y experiencias al quehacer penitenciario sino que, como trasfondo de su asentamiento y funcionamiento, benefició con un progreso impensado a esos parajes desolados y a la forma de vida de su escasa población.
Desde
los cimientos, el establecimiento se convirtió en epicentro del
crecimiento de la pequeña aldea a la que el coronel de marina Laserre
denominó Ushuaia el 12 de octubre de 1884. Desde 1902, cuando se inició
la construcción y la ciudad contaba con sólo cuarenta casas, el presidio
de Ushuaia fue levantado íntegramente por los penados hasta 1920 cuando
concluyeron las obras.
En
1911 fue alojamiento de quienes eran considerados de extrema
peligrosidad, la mayoría de ellos condenados con lo más pesado de la
ley: la aplicación de la pena accesoria del artículo 52 del Código
Penal. Fue también presidio militar.
El
desfile de los penados que eran llevados a Tierra del Fuego, consistía
también en parte de la pena: reunidos los presos frente a la
Penitenciaría Nacional de Buenos Aires se los trasladaba en caravana de
condenados hasta el puerto donde abordaban el vapor “El Chaco”, todo un
sórdido espectáculo de la época.
Con
la mano de obra penal se erigieron 5 pabellones de 79 celdas
individuales cada uno. Totalizaban 380 celdas, aunque las crónicas de la
cárcel indican que llegó a alojar a más de 600 penados.
Los
pabellones se dispusieron en forma radial, copiando el diseño de la
Penitenciaría Nacional, aunque más estrechos y más cortos y también con
el puesto de observación en el centro de la construcción, para permitir
la visualización completa y permanente de los pabellones según el
sistema panoptista de Bentham.
Al
frente de la bahía se levantó la administración de la cárcel. Entre el
Pabellón 1 y el 2 se ubicó la cocina y, entre el 1 y el 5, la panadería.
Los talleres fueron colocados en construcciones separadas. Recién en
1943 se inauguró un moderno hospital que por mucho tiempo fue único
centro sanitario de la zona. Luego, se convertiría en el hospital de la
Base Naval fueguina.
El
presidio alojó penados de distintos orígenes, delincuentes comunes y
políticos, y muchos célebres: entre ellos el anarquista Simón
Radowitsky, Cayetano Santos Godino “el petiso orejudo”, el escritor
Ricardo Rojas, y funcionarios del derrocado régimen peronista enviados
allí por la autodenominada revolución de 1955. Otro mito pertenece al
presidio de Tierra del Fuego: un rumor jamás confirmado, aseguró que por
sus celdas pasó en algún momento la figura máxima del tango, Carlos
Gardel.
El
desarrollo económico que promovió su construcción se derramó sobre toda
la isla fueguina y fundamentalmente en Ushuaia a la que, entre otras
cosas, por el levantamiento de la cárcel, llegó la instalación eléctrica
y el aprovechamiento racional de la madera obtenida de los bosques
talados.
Fuera
del establecimiento los penados trabajaron en la construcción de
calles, puentes, edificios y el ya citado talado de bosques. También con
el trabajo de los presos se habilitó el tren más austral del mundo en
1910, de una extensión de 25 kilómetros, que mayormente transportaba
materiales a las construcciones.
Asentada en una isla, la cárcel contó con varias embarcaciones y la más conocida fue "La Godoy".
El
frío, el viento, y la fuerza de la naturaleza todavía no recortada por
la obra humana se hacían sentir en el presidio de Ushuaia y la vida
mientras existió no fue fácil. El 21 de marzo de 1947 la Presidencia de
la Nación, por iniciativa de Roberto Pettinato, dispuso la clausura de
la cárcel y se procedió al traslado de los penados a otros
establecimientos. Ushuaia como cárcel, dejó de existir, no sin antes
haber gestado entre sus legendarias paredes las historias y leyendas más
variadas que inspiraron la producción de científicos, novelistas,
poetas y artistas.
Pettinato habló de cómo se desempeña en su rol de padre
El conductor posó con su pequeño hijo Lorenzo y habló de cómo es con su pequeño: "Mis hijos nacieron en libertad controlada", aseguró.
Roberto Pettinato (57) posó para la revista Caras con su hijo Lorenzo (4) y, a diferencia de su típico perfil, esta vez habló de su rol como padre y dio detalles sobre cómo es su metodología a la hora de educar a sus descendientes.
"Mis hijos nacieron en libertad controlada. No han hecho cualquier cosa en sus vidas y está clarísimo que así fue.
Son chicos sanos, no mataron, ni asaltaron ni se explotaron la cabeza.
Tampoco han vivido dentro de ambientes descontrolados", expresó el padre
de Homero (24), Tamara (29), Felipe (20), Esmeralda (2) y el pequeño
modelo que lo acompañó en la nota.
Y agregó: "Esto lo digo por aquellos padres que creen que por ser maravillosos psicólogos abogados, sus hijos serán iguales.
Lo más probable es que salgan para otro lado. La vida es incierta y los
seres humanos somos seres humanos individuales. Por más que sean hijos,
lo son hasta cierto punto. Una parte de ellos son humanos nuevos en la
tierra, distintos y con visiones propias".
- Miércoles, 17 de septiembre de 2008
- Edición impresa
Roberto Pettinato: "Yo no tengo ego”
Dice que no compite con nadie y que sólo se preocupó por tener prestigio. Además, cuenta que quiere volver a la medianoche, pondera la radio y cree que Luca estaría feliz con el rock de hoy.
Roberto Pettinato estuvo en el foco de la tormenta por
una pelea. Una pelea por lo menos desconcertante. Y no sólo porque la
mantuvo con la mano que le da de comer: Diego Gvirtz, productor de “Duro
de domar”, el programa vespertino de tele sobre la tele, mezcla entre
humorístico e informativo.
Si bien se carga en monólogos a los pesados del medio, el estilo de Pettinato no pasa por la confrontación, por el hecho de ser a partir de la neutralización del otro. Sin embargo, aquí está, en un fuego cruzado que lo descoloca y aceptando una entrevista vía correo electrónico.
-Es evidente que “Duro de domar” es una adaptación de “Duro de acostar”. ¿El nombre te pertenece?
-No me pertenece, pero qué importa. Es igual. Son programas como los de Tinelli. Si en lugar de VideoMatch ponés ShowMatch, da igual. Siempre te recordarán a “Marce”.
Que no tiene mucho sentido que él conduzca “CQC”, que su último recurso sería animar un programa de juegos con promotoras despampanantes... En fin, cosas por el estilo se han oído de la boca de Roberto Pettinato en los últimos tiempos.
Petti sabe muy bien qué es lo que no quiere. Ahora bien, ¿cómo sería el programa que contemple todas sus inquietudes? Por otro lado, volver a la medianoche, ¿no sería una suerte de “Duro de acostar reloaded”? “Yo ya estaba instalado a la medianoche. Soy un conductor de medianoche. La gente no quiere pasar la tarde conmigo. ¿Por qué? Porque a mí no me interesa la tarde tampoco.
Me gusta la noche en televisión. En los ’80, me gustaba la noche en general. Lo cierto es que todo el puto país me dice que quiere acostarse conmigo antes de despertar para ir al laburo. ¿Cómo es en el interior? Igual que en cualquier parte. La gente se acuesta, quiere algo divertido, que les haga pensar o decir: ‘yo decía lo mismo, ¡¡¡amor!!!’ Y dormir hasta que suene el despertador. Y ahí tengo que estar yo de nuevo”, interpreta.
-¿Qué proporciones tiene tu ego televisivo? Hipótesis: ¿caben en un mismo estudio Pettinato y Pergolini? ¿O Pettinato y Tinelli? Tus laderos siempre han sido de bajo perfil...
-Yo no tengo ego. Lo siento. Tener ego es tener ganas de ganar, de competir, de destruir al otro, de pisarle la cabeza a alguien. Yo ni siquiera compito con ellos. Apenas he logrado 11 ó 12 puntos. Lo que sucede es que parezco importante porque sólo me centré en tener prestigio, algo de talento y ser conocido. ¡¡¡Pero no soy famoso!!!
Estos desgastes televisivos, ¿no potenciarán las ganas de Pettinato de concentrarse en la radio? Si es un medio que maneja de perillas.
-¿Serías el vértice de un programa matinal de AM, con actualidad, analistas e informativos?
¿Atenuarías tu humor en beneficio de “la información general”?
-¿Qué es la información general? ¿Algo que te cuenta algo sobre todo pero al mismo tiempo sobre nada? Tengo cultura general. Eso me decía mi padre: “Estudiá bachiller para tener cultura general”. Y hoy sé los afluentes del Orinoco... ¿Sirve de algo? No. ¿Te sirve a vos conocer toda la Argentina? ¿Para qué? ¿Para ser agente turístico? No tiene sentido.
Estar orgulloso de tu provincia o de tu capital no tienen sentido para mí. ¿La radio? Sí es mejor. Es más humana y la gente está viva, se siente. En la tele, mañana mismo todos podemos ser dinamitados.
Educación alternativa
-¿Qué onda la paternidad? Ves a tus hijos más grandes ya independizados y ahora volvés a empezar. ¿Quedan energías para educar a uno más?
-Yo nunca eduqué a nadie. Informo, eso sí. Sólo informo sobre la vida, las actitudes, la violencia, las drogas, el amor, etcétera. No me interesa la “educación” en un sentido formal. Por eso los chicos que creen ser como yo, o quieren ser así cuando sean grandes deben decirse: “Tengo que tener una cultura alternativa al colegio”.
-¿Se vuelve de la construcción definida y potente de un personaje? ¿Creés que alguna vez alguien te tomará en serio?
-La gente no se toma en serio a sí misma, imaginate si tienen tiempo para preocuparse por mí. Muchos quieren que deje de ser tan satírico o irónico para ser serio. Bueno, busquen a Lanata. Es lo más parecido a mí si yo estuviera en política. Si fuera un tipo serio, mucha gente seguiría mis consejos o mis opiniones. Eso es patético. Yo me crié con Frank Zappa y el creador de los Simpson también. Somos irónicos, cínicos. No creemos en la realidad que nos cuentan.
-Lanata va al Maipo. El rollo stand up, ¿te interesa?
-Es lo que me ofrecieron antes que a él y ni siquiera contesté. Está bueno, pero jamás tendría tiempo para hacerlo o al menos para continuarlo.
-Te llevo para el lado de Sumo. ¿Creés que algún día terminarán los malentendidos en relación a la figura de Luca? ¿Qué suponés que diría Luca del rock argentino actual? ¿Y vos, qué decís?
-En la radio, invito a los chicos de todo el país a que me envíen un solo tema compuesto por ellos. Y no te das una idea la creatividad que tienen. Luca, al que siempre le gustaban grupos que no conocía nadie y que criticaba a los conocidos, estaría feliz. Hay grupos para tirar al techo.
Este país es rocanrolero (sic), guitarrero... ¡¡¡En todos los barrios hay un baterista!!! No se puede creer. Y les digo algo: no necesitan venir a Buenos Aires. Todo puede suceder a la vuelta de tu plaza.
En La Mano, la revista sobre cultura rock que dirige, Pettinato filtró entrevistas que ayudaron a reconstruir a Luca Prodan. Siempre quedó la sensación de que ahí estaba el sucesor de “Sumo, la jungla del poder”, su versión sobre la nacimiento, hegemonía y ocaso de un grupo disfuncional que, sin embargo, resultó de lo más influyente.
-¿Vas a editar la continuación, alguna vez?
-Ahora no tengo tiempo pero lo tengo casi terminado al tomo dos.
-Por último, ¿qué discos estás escuchando?
-Muchos grupos nuevos ingleses. Puedo recomendar a The Checks. Son buenísimos. Escúchenlos bien. Van a durar más que The Killers. / Germán Arrascaeta (LVI)
Si bien se carga en monólogos a los pesados del medio, el estilo de Pettinato no pasa por la confrontación, por el hecho de ser a partir de la neutralización del otro. Sin embargo, aquí está, en un fuego cruzado que lo descoloca y aceptando una entrevista vía correo electrónico.
-Es evidente que “Duro de domar” es una adaptación de “Duro de acostar”. ¿El nombre te pertenece?
-No me pertenece, pero qué importa. Es igual. Son programas como los de Tinelli. Si en lugar de VideoMatch ponés ShowMatch, da igual. Siempre te recordarán a “Marce”.
Que no tiene mucho sentido que él conduzca “CQC”, que su último recurso sería animar un programa de juegos con promotoras despampanantes... En fin, cosas por el estilo se han oído de la boca de Roberto Pettinato en los últimos tiempos.
Petti sabe muy bien qué es lo que no quiere. Ahora bien, ¿cómo sería el programa que contemple todas sus inquietudes? Por otro lado, volver a la medianoche, ¿no sería una suerte de “Duro de acostar reloaded”? “Yo ya estaba instalado a la medianoche. Soy un conductor de medianoche. La gente no quiere pasar la tarde conmigo. ¿Por qué? Porque a mí no me interesa la tarde tampoco.
Me gusta la noche en televisión. En los ’80, me gustaba la noche en general. Lo cierto es que todo el puto país me dice que quiere acostarse conmigo antes de despertar para ir al laburo. ¿Cómo es en el interior? Igual que en cualquier parte. La gente se acuesta, quiere algo divertido, que les haga pensar o decir: ‘yo decía lo mismo, ¡¡¡amor!!!’ Y dormir hasta que suene el despertador. Y ahí tengo que estar yo de nuevo”, interpreta.
-¿Qué proporciones tiene tu ego televisivo? Hipótesis: ¿caben en un mismo estudio Pettinato y Pergolini? ¿O Pettinato y Tinelli? Tus laderos siempre han sido de bajo perfil...
-Yo no tengo ego. Lo siento. Tener ego es tener ganas de ganar, de competir, de destruir al otro, de pisarle la cabeza a alguien. Yo ni siquiera compito con ellos. Apenas he logrado 11 ó 12 puntos. Lo que sucede es que parezco importante porque sólo me centré en tener prestigio, algo de talento y ser conocido. ¡¡¡Pero no soy famoso!!!
Estos desgastes televisivos, ¿no potenciarán las ganas de Pettinato de concentrarse en la radio? Si es un medio que maneja de perillas.
-¿Serías el vértice de un programa matinal de AM, con actualidad, analistas e informativos?
¿Atenuarías tu humor en beneficio de “la información general”?
-¿Qué es la información general? ¿Algo que te cuenta algo sobre todo pero al mismo tiempo sobre nada? Tengo cultura general. Eso me decía mi padre: “Estudiá bachiller para tener cultura general”. Y hoy sé los afluentes del Orinoco... ¿Sirve de algo? No. ¿Te sirve a vos conocer toda la Argentina? ¿Para qué? ¿Para ser agente turístico? No tiene sentido.
Estar orgulloso de tu provincia o de tu capital no tienen sentido para mí. ¿La radio? Sí es mejor. Es más humana y la gente está viva, se siente. En la tele, mañana mismo todos podemos ser dinamitados.
Educación alternativa
-¿Qué onda la paternidad? Ves a tus hijos más grandes ya independizados y ahora volvés a empezar. ¿Quedan energías para educar a uno más?
-Yo nunca eduqué a nadie. Informo, eso sí. Sólo informo sobre la vida, las actitudes, la violencia, las drogas, el amor, etcétera. No me interesa la “educación” en un sentido formal. Por eso los chicos que creen ser como yo, o quieren ser así cuando sean grandes deben decirse: “Tengo que tener una cultura alternativa al colegio”.
-¿Se vuelve de la construcción definida y potente de un personaje? ¿Creés que alguna vez alguien te tomará en serio?
-La gente no se toma en serio a sí misma, imaginate si tienen tiempo para preocuparse por mí. Muchos quieren que deje de ser tan satírico o irónico para ser serio. Bueno, busquen a Lanata. Es lo más parecido a mí si yo estuviera en política. Si fuera un tipo serio, mucha gente seguiría mis consejos o mis opiniones. Eso es patético. Yo me crié con Frank Zappa y el creador de los Simpson también. Somos irónicos, cínicos. No creemos en la realidad que nos cuentan.
-Lanata va al Maipo. El rollo stand up, ¿te interesa?
-Es lo que me ofrecieron antes que a él y ni siquiera contesté. Está bueno, pero jamás tendría tiempo para hacerlo o al menos para continuarlo.
-Te llevo para el lado de Sumo. ¿Creés que algún día terminarán los malentendidos en relación a la figura de Luca? ¿Qué suponés que diría Luca del rock argentino actual? ¿Y vos, qué decís?
-En la radio, invito a los chicos de todo el país a que me envíen un solo tema compuesto por ellos. Y no te das una idea la creatividad que tienen. Luca, al que siempre le gustaban grupos que no conocía nadie y que criticaba a los conocidos, estaría feliz. Hay grupos para tirar al techo.
Este país es rocanrolero (sic), guitarrero... ¡¡¡En todos los barrios hay un baterista!!! No se puede creer. Y les digo algo: no necesitan venir a Buenos Aires. Todo puede suceder a la vuelta de tu plaza.
En La Mano, la revista sobre cultura rock que dirige, Pettinato filtró entrevistas que ayudaron a reconstruir a Luca Prodan. Siempre quedó la sensación de que ahí estaba el sucesor de “Sumo, la jungla del poder”, su versión sobre la nacimiento, hegemonía y ocaso de un grupo disfuncional que, sin embargo, resultó de lo más influyente.
-¿Vas a editar la continuación, alguna vez?
-Ahora no tengo tiempo pero lo tengo casi terminado al tomo dos.
-Por último, ¿qué discos estás escuchando?
-Muchos grupos nuevos ingleses. Puedo recomendar a The Checks. Son buenísimos. Escúchenlos bien. Van a durar más que The Killers. / Germán Arrascaeta (LVI)