Pettinato: “Nunca vi tan feliz a mi mamá como cuando mataron a Aramburu”
DICIEMBRE 20, 2014
El músico, conductor y humorista Roberto Pettinato, que actuaba hoy en Posadas junto a su hijo Felipe, recordó su infancia de exilio, en un diálogo de particular contenido político. Fue autocrítico al referirse a los programas de radio y televisión que condujo a lo largo del año, confirmó que no continuará en ninguno de los dos, pero aclaró que tiene muchas propuestas y seguirá en los medios. Dejó hilarantes anécdotas como la noche en la que durmió en un cementerio en la Rioja y terminó espantado por presuntos zombies o la visita de Las Pelotas al programa de Gerardo Sofovich.
El inefable Roberto Pettinato trajo ayer a Posadas su espectáculo de stand up denominado “Me quiero portar vien” (sí, el espectáculo se llama así, no es error del periodista), pero antes bridó una informal -no podía ser de otro modo- conferencia de prensa en la que hizo un balance crítico de los programas que condujo, adelantó poco y nada de su futuro mediático, pero dejó un par de definiciones políticas inusuales para el tono en el que suelen girar sus alocuciones.
El ex saxofonista de SUMO y miembro fundador de la recordada revista de rock Expreso Imaginario, recordó su pasado de “cuna peronista” (su padre fue funcionario de Perón y creó la Escuela Penitenciaria de la Nación) y su infancia marcada por el exilio. “Mi papá trabajaba con Perón y Evita todo el día. Mi viejo se acordaba que Eva Perón siempre salía a los pasillos gritando ‘la puta que te parió Pettinato’”.
Refiriéndose a la “Revolución Libertadora” -golpe de estado que derrocó a Perón en 1955- remarcó que “cada vez que hay algo bueno en el país, lo que viene después jamás lo supera y generalmente es un desastre”, en lo que sonó como un guiño de estricta actualidad.
Relató que por culpa de ese golpe, le tocó nacer en la embajada de Ecuador en Buenos Aires, e inmediatamente su familia comenzó un largo exilio. “Fueron tres años en Ecuador, después Perú y Chile, hasta los 9 años estábamos de acá para allá, porque aunque estuvieras afuera del país, igual te perseguían. Mi papá consiguió un laburo en una radio en Ecuador y desde acá mandaron un comunicado pidiendo que no le dieran trabajo porque era gente de Perón y lo echaron”, contó.
Como recuerdos más fuertes de aquellos años, destacó la selva en Perú y Ecuador y la alegría de su madre frente a un episodio histórico. “Me acuerdo de mi mama brindando y sonriendo de alegría porque habían matado a Aramburu. ‘Fumando un puro me cago en Aramburu y si se enojan, también me cago en Rojas y también en los comandos de la libertadora’, cantaba, fue la primera vez que la vi así de contenta, alegre”, recordó.
“Mi vida es una improvisación”
A la hora de definir el espectáculo que presentó en Posadas, dijo que se trata de decir cosas que muchos quieren escuchar, pero que nadie se anima a decir y aseguró que la improvisación ocupa una parte importante, que suele ser la más festejada por el público. “El show cambia permanentemente, tenemos algunos temas previstos, pero después te salta una Xipolitakis y te cambió la vida, explota una teta en capital y todo cambia”, explicó. Aclaró que a diferencia de otros comediantes que hacen monólogos, él no habla de temas cotidianos, sino más bien de situaciones irreales.
Reflexionar sobre la importancia de la improvisación, llevó al co-conductor del recordado porgrama “Orsai a la Medianoche” a concluir que su vida era “una gran improvisación”. “Anduve de acá para allá, cuando pasé de Sumo a conducir los programas de los domingos con Gerardo Sofovich, yo pensé que me iban a matar, andaba por la calle medio paranoico, pero nadie dijo nada”. De su paso por el tradicional programa de quien por entonces era director de ATC, recordó la noche que tocó en vivo Las Pelotas, banda formada por parte de los ex Sumo y cuya propuesta estética alocada contrastaba de plano con el tono sobrio en el que se desarrollaba aquel programa.
“Sofovich me dijo, traé a alguno de tus amigos y yo le llevé un grupo que se llama Las Pelotas, que en ese momento no era más que eso. Alejandro Sokol (uno de los vocalistas de la banda) le hizo un desastre, bailaba como un desaforado, pateó a los perros que estaban para una sección de mascotas buscando hogar. Yo pensé que Gerardo me iba a matar, me miraba como diciendo: ¿Quiénes son estos oligofrénicos? y el resultado fue que Las Pelotas tocó en vivo en La Noche del Domingo, algo impensado”.
El humorista se consideró antes que nada como un revolucionario, definiendo a esa categoría como la de alguien que siempre busca provocar cambios allí donde estuviere. Señaló que ese espíritu lo llevó a hacer programas como Orsai a la Medianoche, con Gonzalo Bonadeo, con el cual –siempre según Pettinato- se modificó el tono en el que se hacía televisión en ese horario y en canales deportivos. También puso en esa canasta a su experiencia como conductor radial de la primera mañana, tradicionalmente poblada de programas estrictamente informativos, a la que el conductor agregó una propuesta desestructurada y con altas dosis de humor.
Distinto fue el tono con el que analizó el año en los programas que conduce. En relación a Caiga Quien Caiga, consideró que 2014 fue un año mucho más flojo que el anterior y deslizó que se trata de una propuesta agotada. Con mayor dureza aún calificó al programa de radio que condujo junto a su hija Tamara en la radio Mega, pero responsabilizó por los pobres resultados obtenidos a los directivos de la emisora.
Dejó en claro que no continuará en la radio del grupo Indalo ni al frente del programa de televisión creado por Mario Pergolini.
Noche en el cementerio
Como ejemplo de su inclinación por la improvisación, recordó que un día de los tumultuosos años 80, salieron con su por entonces compañero de Sumo, Alejandro Sokol, en búsqueda de unos cactus alucinógenos que supuestamente crecían en alguna parte de la desértica flora de La Rioja. “Salimos a pie, haciendo dedo, previsiblemente nadie nos levantó, íbamos con una bolsa llena con tijeras de podar, machetes y cuchillos, Alejandro encima tenía la nariz lastimada porque se había pegado contra un pino. Por el camino nos pararon y les dijimos que éramos estuantes analizando la flora. Nos agarró la noche y a Alejandro le pareció que lo más adecuado era dormir en un cementerio que había por ahí. Antes de dormir Sokol me decía que los muertos silbaban llamando a los vivos. Cuando me desperté empecé a escuchar silbidos cada vez más fuertes, lo desperté a Alejandro, que se asustó muchísimo y salimos corriendo. Hasta el día de hoy creo que nos buscaban los zombies”, concluyó, sin dejar en claro si encontraron o no los cactus.
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