jueves, 6 de junio de 2019



Luca not dead

La imagen de Luca Prodan es una de las de mayor trascendencia del rock nacional. Dueño de una personalidad enigmática, el mítico líder de Sumo supo imprimirle a la música de los ´80s un sello que perduraría a través del tiempo manteniendo su figura siempre vigente. "Luca Vive" es una frase que se ha repetido con insistencia desde que la muerte del músico dio lugar al nacimiento del mito.
La historia comenzó cuando Luca vino a la Argentina con la intención de curarse de su adicción a la heroína. Se instaló en la casa de su amigo Timmy Mackern y pronto comenzó a formar la banda que integrarían Germán Daffunchio, Alejandro Sokol, Stephanie Nuttal y a la que más tarde se incorporarían Roberto Pettinato, Diego Arnedo, Alberto "Superman" Troglio y Ricardo Mollo.
Sumo debutó en el Pub Caroline´s de El Palomar en el verano de 1982. A partir de entonces el grupo comenzó a transitar el camino de ascenso en su carrera. Ya en el mes de marzo realizaron su primera participación importante en un show organizado en el Estadio de Estudiantes, en el que también participaron Riff, Los Abuelos de la Nada y Los Violadores. Al año siguiente grabaron su primer demo titulado "Corpiños en la madrugada", entre cuyos temas se encuentra "Night & Day".
El primer disco oficial llegó en 1985 con "Divididos por la felicidad" que contenía el hit "La rubia tarada", "Mejor no hablar de ciertas cosas" y "Kaya". Después siguió "Llegando los monos" que incluía "Los viejos vinagres", "Heroína", "Que me pisen" y "El ojo blindado". "Mañana en el Abasto" y "Noche de Paz" eran temas que formaron parte del disco "After chabon", editado en 1987. Ese sería el último material discográfico del grupo ya que Luca Prodan murió el 22 de diciembre de ese mismo año. "Fiebre", el disco de rarezas sería editado dos años más tarde.
"Luca Vive" es la película que con la dirección de Jorge Coscia, pretende ser sólo una visión particular del hombre que formó una de las bandas más importantes del rock argentino. "Muchas veces se dice déjenlo a Luca descansar en paz, pero Luca vivió y murió de una manera en que no quería descansar", comentó el director del film.
Basada en el libro de Carlos Polimeni, la película está protagonizada por Daniel Ritto, el mismo actor que durante cinco años representara a Luca Prodan en la obra teatral homónima. También cuenta con la participación de Tom Lupo, Omar Chaban, Joe Stefanolo y Manolo, el dueño del bar de Hurlingham que Luca solía frecuentar.
La banda de sonido de la película fue compuesta especialmente para el film ya que por cuestiones legales no se podía utilizar la música de Sumo. La letra de los temas es autoría de Jorge Coscia y la composición corrió por cuenta de Mauro Lazzaro.
"Pocas veces se pintó en las paredes por la vida como ocurrió con la frase "Luca Vive". Con esta película intentamos que viva más. No hay peor cosa que el olvido, nosotros no queremos hacer la verdadera historia de Luca", aseguró Coscia. Al tiempo que el periodista Tom Lupo señalaba que: "Esta es una película, no un documental".
El film muestra a un Luca Prodan aislado de los miembros de Sumo, como si se tratara de un músico solista. Un hombre atormentado por sus obsesiones, perseguido y abrumado por el suicidio de su hermana, ciclotímico y cambiante, adicto a la heroína primero y a la ginebra después. Sus relaciones de pareja se muestran superficialmente, sin ahondar en los sentimientos y sensaciones que podrían habitar en él. La película no tiene un abordaje cronológico y ese podría ser un aspecto interesante, pero el recurso se diluye en un film donde pasa muy poco y que se torna aburrido.
La recreación de época resulta escasa al quedar manifiestos infinitos detalles que no se corresponden con la imagen reinante en la década de los ´80s. Desde la ropa que utilizan los personajes, incluida una remera de Attaque 77, hasta los actuales vagones del subte con publicidades de páginas web y modernos teléfonos públicos. Coscia comentó que mientras estaban filmando en el bar de Hurlingham, Manolo aseguraba que no podía creer el parecido de Ritto con Luca, pero en la pantalla, su actuación no resulta del todo convincente. Merecen destacarse la música y algunos recursos técnicos.
Sin duda, Luca Prodan es uno de los próceres del rock nacional y bien podría merecer homenaje, pero hasta ahora el mejor tributo que ha recibido, continúa siendo el de permanecer vivo en la memoria colectiva de las jóvenes generaciones de argentinos.


Edición especial de la revista Rolling Stone acerca de los 15 años sin el gran Luca Prodan.
- Muy pronto fotos de Luca -
Luca Vive, la película

Luca vive, el séptimo largometraje de Jorge Coscia, no pretende ser una biografía de Luca Prodan, el líder de Sumo, una de las más importantes bandas del rock nacional. Es más bien una visión (muy) personal sobre este artista creada por el director, el actor principal (Daniel Ritto) y el periodista Carlos Polimeni. A modo de falso documental, el relato va entrelazando la reconstrucción de los últimos días del músico con la participación de algunos actores, pero también de quienes fueron sus amigos en la vida real (Tom Lupo, Omar Chabán y Joe Stefanolo, entre otros).

El relato comienza con el mítico programa radial “Submarino amarillo”. Esa noche el invitado es Luca Prodan, quien va a soltar muchas de sus provocadoras frases y opiniones. De este modo, recreando algunas situaciones características, el film recorre algunos de los lugares frecuentados por el músico: la discoteca Cemento, un bar en Hurlingham y su casa en la calle Alsina. Para mostrar su compromiso político y social también acompaña a las Madres de Plaza de Mayo en una de sus rondas semanales y participa en un festival en un hospital neuropsiquiátrico.

Como sucede a menudo en el cine argentino, los intentos por llevar a la pantalla grande a personajes reales dan como resultado un insatisfactorio objeto estético. Probablemente, las causas de estos fracasos se originen en un problema referido al concepto de representación. Nuestro cine se caracterizó siempre por un fuerte enraizamiento en la tradición “realista costumbrista”. Para muchos cineastas, ésta parece ser la única forma posible de representación. Aunque la puesta en forma (de acuerdo al concepto propuesto por Santos Zunzunegui) de Luca vive intenta escapar a los lugares comunes de la biopic, su protagonista no puede escapar a la trampa del realismo.

En efecto, Daniel Ritto se esfuerza enormemente en captar cada pequeño gesto, el tono de voz, la forma de caminar de Luca, entre otros detalles. Es precisamente en este punto donde su composición de personaje falla. La imagen del cantante “real” está demasiado presente en el imaginario de nuestra sociedad y la comparación es inevitable. Como espectadores, rápidamente nos damos cuenta de que quien está en la pantalla es Daniel Ritto haciendo de Luca y no Luca mismo. Así, es imposible la construcción de cualquier verosímil y que el espectador pueda participar de la ficción.

Probablemente si el actor hubiera trabajado más en la construcción del estatuto del personaje y no se hubiera preocupado tanto en los rasgos “exteriores”, su Luca hubiera resultado más “creíble” y hubiera podido escapar a la caricatura. (Lo mismo puede decirse de la banda sonora compuesta especialmente para el film dada la imposibilidad de conseguir los derechos para utilizar las canciones compuestas e interpretadas por Sumo).

Este tipo de representación que toma lo exterior de la cosa, pero no la cosa en sí, lleva muchas veces al estereotipo. Aunque sus creadores pretendieron representar la fuerza creadora del músico, lo único que consiguieron es presentarlo como ser extravagante obsesionado por las drogas, el sexo y la muerte. De esta manera, una de las personalidades más polémicas y controvertidas de nuestra cultura queda reducida a una mínima expresión.

Pier Paolo Pasolini afirmaba que “la muerte lleva a cabo un montaje fulmíneo de nuestra vida: o sea, selecciona sus momentos verdaderamente significativos (inmodificables ya mediante otros posibles momentos contrarios o incoherentes) colocándolos uno detrás de otros, haciendo de nuestro presente, infinito, inestable, incierto, y por lo tanto, lingüisticamente no descriptible. Sólo gracias a la muerte, nuestra vida sirve para expresarnos”. No obstante, de esta afirmación a la propuesta de Luca vive que propone una concepción de la muerte como gesto que funda una obra hay una distancia abismal. Tan inmensa como afirmar que Luca vive porque Daniel Ritto es un gran imitador suyo.

Ficha Técnica
Luca Vive (2002)
Fecha de Estreno: 10 de octubre de 2002
Dirección: Jorge Coscia
Guión: Carlos Polimeni, Daniel Ritto y Jorge Coscia según el libro de Carlos Polimeni
Intérpretes:
 

Daniel Ritto ...Luca Prodan
Tom Lupo ...Él mismo
Valeria de Luque ...Mónica
Lorena Damonte ...Silvia
Emir Omar Chabán ...Él mismo
Joe Stefanolo ...Él mismo
Adriana Pérez
Ada Guiñones
Claudio Taverna
Sara Mariani
Mike Christofersen
Equipo Técnico:

Producción ejecutiva:
Daniel Ritto

Fotografía:
Jorge Coscia

Cámara:
Jorge Coscia, Valeria Meneguzzi, Ariel Carreira, Guillermo Palacios y José Palacios

Dirección de arte:
Guillermo Palacios

Música:
Mauro Lázaro interpretada por

Montaje:
Norman Ruiz

Vestuario:
Elena Scelzi

Maquillaje:
Elena Scelzi

Jefe de Producción:
Diego E. Engelmann

Ayudante de dirección:
Valeria Meneguzzi, Paula de Luque y Pablo Silva

Animación:
Norman Ruiz

Dibujos:
Rodrigo Paredes Rodríguez, Liliana Romero, Gabriela Omann, Maximiliano Castillo y Federico Hasenbalg

Efectos especiales:
Norman Ruiz y Gastón Coppari

Música:
Leandro Balbiani, Juan Pablo Cutrera, Sebastián Bazán, Belén Piaggio y Gastón Coppari

Mezcla de sonido:
Marcelo Gareis

Edición de sonido:
Bechen de Loredo

Dirección de post-producción:
Guillermo Palacios

Jefe de eléctricos:
Héctor O. Castagnino

Masterización:
Leandro de Loredo
Fotos de la película

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